30 noviembre de 2008
- En mi época - (Apuntes filosóficos de un convencido de que todo tiempo pasado fue mejor)
Como en otras oportunidades, un hecho cotidiano que pasaría inadvertido para la mayoría de los observadores dispara en mi cerebro las más iracundas reflexiones: Hoy es el turno de un rubio bala que canta y baila como chica y (como era de esperarse) es adorado por estas.
En mi época, el héroe de la película casi siempre era un muchacho esmirriado que se volvía fuerte y terminaba salvando a su equipo, en el último minuto de una final asperísima. Una abrumadora mayoría de lectores concordará conmigo en que se trata de un argumento simple y efectivo como pocos.-
Ahora resulta que el capo es un hermafrodita que baila y canta como porrista y para peor, inmerso en una complicada trama emocional que desconcertaría al propio Lacan.
En mi época, a ese marica lo hubiera fajado hasta el más bobo de sus compañeros, las minas se le reirían en la cara y pasaría la mitad de su secundario guardado en un locker.
En mi época, la gente se peleaba como Dios manda, en una plaza o simplemente en la vereda, entre compañeros de colegio o yendo a molerse a trompadas con los del colegio de al lado para mostrarles quien manda en el barrio y después cada uno a su casa.
Otra forma no menos frecuente de solucionar diferendos era el popular “picado por la cancha”. Vale aclarar que no por deportivo este sistema era más civilizado que el anterior.
Aquí podría explayarme sobre las características de los jugadores de fútbol de ayer y de hoy pero no viene al caso, solo diré que David Beckamp, Cristiano Ronaldo y Fernando Gago huirían espantados de un “mano a mano” con René Iguita o David Angel Comizzo.
Se acomodan el pelo para patear un tiro libre. ¿Hace falta decir algo más?
Ahora resulta que a la hora de agredirse la onda es “postear” comentarios del tipo “que mal te queda esa corte de pelo” o “no me gusta el tecno punk electrónico. Apesta” en el “fotolog” (“libro de caras” en criollo) del otrora digno contrincante.
Last but certantly not least, el trilladísimo asunto de las féminas. ¿Qué pasa con ellas?
En mi época, uno pasaba a buscar a la señorita por la casa o simplemente se la encontraba en la fiesta o asalto de un amigo, le preguntaba sin muchos rodeos, si quería meterse con uno, y la respuesta afirmativa formalizaba un vínculo más o menos perecedero, dependiendo de los avatares del destino.
Ahora resulta que para encontrar su media naranja uno debe cumplir con los siguientes requisitos (por lo menos):
.-Ser lindo entiéndase esto en el sentido de cuidarse la pansita, emprolijarse las manos, usar cremas, ir al gimnasio y coifeiriárse con el peluquero de moda. En definitiva otros mariquitas si se los mira a través del prisma de tiempos añorados.
Señores dejemonos de macanas. Lindas son las chicas, los bebés y las flores. Los varoncitos no son lindos!!! En todo caso serán facheros o tendrán buen chamuyo!
.-Ser emocionalmente comprensivo. No tengo nada para agregar en este acápite.
.-Bailar bien?? (no puedo creer que estoy escribiendo esto)
Y podría seguir agregando cualidades indispensables pero no viene al caso.
En definitiva, la conclusión a la que arribo después de este extenso y tedioso análisis es que; efectivamente tenían razón nuestros abuelos cuando se quejaban alegando que todo tiempo pasado fue mejor.
El que no está de acuerdo, que “postee” un comentario.
Un abrazo
Contrapedal