En su libro "La Educación de Henry Adams*", ganador de un premio Pulitzer, este descendiente de dos presidentes de los Estados Unidos sostiene que su educación clásica "no lo preparo para afrontar los cambios dinámicos que le tocó vivir y que acentuó la necesidad de auto educarse individualmente"
Henry Adams murió en 1918. El dinamismo aquella época comparado con la vorágine en la que vivimos inmersos actualmente, sería más bien una especie de letargo Santiagueño (con perdón de mis lectores connacionales de esa querida provincia y de los internacionales, si los hubiera).-
La realidad dinámica y en permanente evolución en la que vivimos, hace insuficiente la educación formal tal y como la conocemos. La estructura de una Universidad o de cualquier otra institución académica, la tecnificación y sobre todo la especificación de algunas áreas de la ciencia hacen indispensable la autoformación.
Hasta acá nada nuevo. Ahora bien, este post no pretende ensañarse con 2000 años de educación formal, muy por el contrario, reconozco los beneficios de la misma por cuanto nos provee de herramientas para elegir criteriosamente los pasos a seguir en nuestra carrera profesional y en nuestra formación individual.
Esta era de tecnologías y comunicaciones masivas, nos somete a un permanente bombardeo de información. Suscripciones a boletines y revistas especializadas, membresías en organizaciones de todo tipo, seminarios y cursos de grado y post grado etc.
Por cuestiones de tiempo, entre otras, es imposible procesar semejante cantidad de información sin un criterio de selección provisto por la formación anteriormente recibida y en un papel no menor, el sentido común.
Conclusión:
Es responsabilidad de cada uno, asumir su propia "auto formación" actualizando sus conocimientos a fín de no rezagarse frente al avance de la tecnología.
Esto aplica también a las organizaciones en materia de celeridad en sus procesos y protocolos para que no resulten obsoletas y extemporáneas sus decisiones.
Contrapedal
*(1838-1918)